sábado, 5 de mayo de 2007

Carta a un hermano


vengo a ti con un vacío inmenso.
Limpiaste mi alma del dolor,
Secaste mis lágrimas,
Pero… me abandonaste
Para ir tras la huella
Del amparo de Dios
Tu ausencia se acrecienta
El mundo sigue girando
Y yo estoy aquí recordándote.
Se muy bien de tu cansancio
tu hastió, y dolorosa soledad
Cada vez que te nombraba
Mi alma se desbordaba de amor.
Nunca, nunca pensé perderte.
Te veía tan vivo, tan lleno de gracia,
fueron tus dolores y alegrías
En mi propio corazón.
Ahora te siento alegre y sereno,
Sé que Dios te tiene en un lecho
Lleno de rosas blancas
Y muchas luces salen de tu pecho
Para iluminar las oscuras noches
De tu hermana que te extraña
Se que no volverás, pero,
Mi amor te alcanzará
Mas allá de la vida o de la muerte.
Gracias , por los cuarenta años,
en que fuiste mi hermano.
Gracias por haber tenido la dicha
De transitar el mismo camino.
No correré a tu lado.
Anulando mí destino.
¡Soy tus pasos que van por el mundo!
¡Y tu, las alas, que me elevan al cielo!

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