A menudo pienso que el mundo interior es como un paisaje. Aquí, en nuestro mundo de piedra caliza, nunca se acaban las sorpresas. Es hermoso hallarse en la cima de una montaña y descubrir un manantial que sale de debajo de las grandes piedras. Viene del corazón de la montaña, allí donde jamás penetró ojo humano. La sorpresa del manantial sugiere fuentes arcaicas de conciencia que despiertan en nuestro interior. Con súbita frescura nacen nuevos manantiales.
Cuando brota un manantial en la mente, surgen nuevas posibilidades; uno encuentra en sí mismo una profundidad y una vitalidad desconocidas. El irlandés James Stephens se refiere a este arte del despertar cuando dice:«La única barrera es nuestra disposición».
Con frecuencia permanecemos exiliados, marginados del mundo fecundo del alma simplemente porque no estamos dispuestos. Son muchas las bendiciones y las bellezas próximas que nos están destinadas, pero no pueden entrar en nuestra vida porque no estamos preparados para recibirlas, nuestra falta de preparación se debe a la ceguera, el miedo, la deficiente autoestima. Cuando estemos preparados, seremos bendecidos. En ese momento la puerta del corazón será la puerta del Cielo.
(sacado de internet)
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